SACERDOTES

Se recogen aquí las diversas noticias que va originando nuestra propia actividad sacerdotal.
AVISO. Desde el 21 de julio de 2008, las noticias nuevas sólo aparecerán en www.sacerdotesyseminaristas.org

miércoles, 28 de mayo de 2008

26 mayo. Retiro para el Clero. "Ministerio presbiteral y espacios de comunión"



El 26 de mayo se celebró un Retiro para el Clero en el Seminario de Granada con el tema "Ministerio presbiteral y espacios de comunión", impartido por Blas Gordo, Vicario de Pastoral de la Archidiócesis de Granada.

Su exposición se estructuró alrededor de cuatro puntos (resumen personal de los apuntes tomados):
1. El presbiterado como ministerio relacional.
El sacerdote ha de reflejar la vida trinitaria, en relación. Y esta relación se establece en cuatro ámbitos:
a) Relación con Jesucristo, cabeza de la Iglesia. Cristo actúa en y a través del presbítero, por lo que es imprescindible cultivar la amistad con Él, pues Cristo conoce perfectamente aquello que agrada a Dios.
b) Relación con el obispo. El sacerdote ayuda en la misión del obispo, que es quien nos envía. Por eso se ha de vivir esta relación con actitud de afecto, obediencia y disponibilidad.
c) Relación con el presbiterio. La íntima fraternidad entre los sacerdotes procede del sacramento recibido, la común consagración y la misión. El obispo es responsable de este conjunto sacerdotal orgánico.
d) Relación con los fieles. Cada fiel cristiano es sacerdote de su propia vida, que ofrece a Dios. El sacerdote ministerial ejerce un servicio a los fieles, consistente en presidir, marcar el ritmo buscando que crezcan en santidad y en número. El encuentro con los fieles converge en la Eucaristía.
2. Ministerio corporativo. Formamos parte de un cuerpo, por lo que no es eficaz actuar aisladamente, aunque cada uno actúe personalmente. Las diferencias sirven para enriquecer la Iglesia y es importante alegrarse del don del otro.
3. Nuevos métodos, nuevo ardor. Ante las dificultades existe la tentación de evadirse en otras actividades, deprimirse, pero hemos de trabajar para que el presbiterio esté unido y así responder a los problemas de nuestro tiempo. El principio ha de ser la espiritualidad de comunión, que uno en la Iglesia se sienta en familia. Hay que mirar el misterio de la Trinidad en el otro, salir de mí mismo para buscar la presencia de Dios en el hermano". Sin espiritualidad de comunión, los medios externos de comunión serían simples máscaras.
4. Espacios de comunión. Teniendo presentes estos principios hay varios ámbitos en los que se puede concretar esta espiritualidad de comunión.
a) Parroquia. No es un lugar de servicios, sino de acontecimientos. La parroquia es lugar de maternidad, donde nacen los cristianos que serán sal y luz. Recomendó el libro "La parroquia reencontrada" publicado por el Consejo para los Laicos. La falta de clero ha de llevar a una mayor implicación de los laicos en la vida parroquial, donde el sacerdote es el coordinador de las diversas actividades. Para ello es necesaria la formación y un cambio de mentalidad. Por supuesto teniendo en cuenta que las necesidades y posibilidades son diversas en parroquias de ciudad y en parroquias rurales.
b) Consejo de pastoral parroquial. La figura del Consejo de Pastoral, aunque sea un ámbito consultivo favorece enormemente la continuidad de las iniciativas y vida de las parroquias. Es necesario que los miembros del Consejo estén bien formados en el espíritu de comunión, para que puedan ser promotores de comunión.
c) Arciprestazgo. Es un ámbito privilegiado para la fraternidad sacerdotal. Favorece el sentirse miembros de la diócesis y de la Iglesia universal. En el arciprestazgo se aprende a trabajar en equipo. En él se pueden analizar las necesidades, ofrecer soluciones, unificar criterios, plantear actividades conjuntas. La figura del arcipreste es clave para que las reuniones sean variadas, atractivas y tengan momentos de oración, diálogo, análisis de la realidad, compartir. En algunos casos es interesante la creación de un Consejo de pastoral arciprestal, en el que puedan participar las personas relevantes para la pastoral de un territorio: consagrados, laicos que colaboran, etc... Los vicarios territoriales son también un elemento de comunión entre los distintos arciprestazgos. Por su parte, las Delegaciones Diocesanas, lejos de ser una simple estructura burocrática, son servicios a la comunión en la Diócesis.
d) Equipos sacerdotales. Es un hecho que los sacerdotes se reúnen de forma espontánea para trabajar juntos, recibir formación, compartir experiencias, o incluso residir en el mismo lugar. Todas estas iniciativas deben verse como una riqueza para la vida en comunión y evitan en gran medida evasiones funestas.

Qué es un párroco. Respuesta de Benedicto XVI en el encuentro con sacerdotes de Belluno-Feltre y Treviso


-Me llamo don Arnaldo. Santo Padre, debido a las exigencias pastorales y del ministerio, juntamente con el número cada vez menor de sacerdotes, nuestros obispos se ven obligados a redistribuir el clero, a menudo acumulando compromisos y encomendando varias parroquias a la misma persona. Eso afecta a la sensibilidad de numerosas comunidades de bautizados y a la disponibilidad de nosotros, los sacerdotes, para vivir juntos —sacerdotes y laicos— el ministerio pastoral. ¿Cómo vivir este cambio de organización pastoral, privilegiando la espiritualidad del buen Pastor? Muchas gracias, Santidad.

-Benedicto XVI: Sí, con su pregunta volvemos a la cuestión de las prioridades pastorales, de cómo debe actuar un párroco. Hace poco tiempo, un obispo francés, que era religioso y por tanto nunca había sido párroco, me decía: "Santidad, quisiera que me explicara lo que es un párroco. Nosotros, en Francia, tenemos grandes unidades pastorales, con cinco, seis o siete parroquias, y el párroco se transforma en un coordinador de organismos, de trabajos diversos". Y le parecía que el párroco, al estar así ocupado en la coordinación de esos diversos organismos, ya no tenía la posibilidad de un encuentro personal con sus ovejas; y él, al ser obispo —y, por tanto, un gran párroco—, se preguntaba si es bueno ese sistema o si se debería buscar la manera de hacer que el párroco sea realmente párroco, es decir, pastor de su grey.

Naturalmente, yo no podía dar una receta para resolver esa situación de Francia, pero el problema hay que plantearlo en general. El párroco, a pesar de las nuevas situaciones y las nuevas formas de responsabilidad, no debe perder la cercanía con la gente; debe ser realmente el pastor de esa grey que le ha encomendado el Señor. Hay situaciones diversas; pienso en los obispos que en sus diócesis afrontan situaciones muy distintas; deben tratar de lograr que el párroco siga siendo pastor y no se convierta en un burócrata sagrado.

En cualquier caso, creo que la primera manera de estar cerca de las personas que nos han sido confiadas es precisamente la vida sacramental: en la Eucaristía estamos juntos y podemos y debemos encontrarnos. El sacramento de la Reconciliación es un encuentro personalísimo. También el Bautismo es un encuentro personal; y no sólo el momento de administrar el sacramento.

Todos estos sacramentos tienen un contexto: bautizar implica primero catequizar de algún modo a esta joven familia, hablar con ellos, a fin de que el Bautismo sea también un encuentro personal y una ocasión para una catequesis muy concreta. Lo mismo se puede decir de la preparación para la primera Comunión, para la Confirmación y para el Matrimonio: siempre son ocasiones donde en realidad el párroco, el sacerdote, se encuentra directamente con las personas; él es el predicador, el administrador de los sacramentos, en un sentido que implica siempre la dimensión humana. El sacramento nunca es sólo un acto ritual; el acto ritual y sacramental es la condensación de un contexto humano en el que se mueve el sacerdote, el párroco.

Además, me parece muy importante encontrar el modo correcto de delegar. El párroco no se debe limitar a ser el coordinador de organismos. Más bien, debe delegar de diferentes maneras. Ciertamente, en los Sínodos —y aquí, en vuestra diócesis, habéis tenido un Sínodo— se encuentra el modo de librar suficientemente al párroco para que, por una parte, conserve la responsabilidad de toda la unidad pastoral que se le ha encomendado, pero, por otra, no se reduzca sustancialmente y sobre todo a ser un burócrata que coordina. Debe tener en su mano los hilos esenciales, contando luego con colaboradores.

Creo que uno de los frutos importantes y positivos del Concilio ha sido la corresponsabilidad de toda la parroquia. Ya no es sólo el párroco quien debe vivificar todo, sino que, dado que todos formamos la parroquia, todos debemos colaborar y ayudar, a fin de que el párroco no quede aislado arriba como coordinador. Debe ser realmente un pastor, con la ayuda de colaboradores en los trabajos comunes que se realizan en la vida de la parroquia.

Así pues, esta coordinación y esta responsabilidad vital de toda la parroquia, por una parte, y la vida sacramental y de anuncio, como centro de la vida parroquial, por otra, podrían permitir también hoy, en circunstancias ciertamente muy difíciles, que el párroco conozca efectivamente a sus ovejas y sea el pastor que de verdad las llame y las guíe, aunque tal vez no las conozca a todas por su nombre, como el Señor nos dice refiriéndose al buen pastor.

Ver todas las preguntas y respuestas del encuentro de Benedicto XVI con sacerdotes de Belluno-Feltre y Treviso

martes, 27 de mayo de 2008

NUEVO DIRECTOR DEL CENTRO DE ESPIRITUALIDAD DE LA YEDRA (JAÉN)

NUEVO DIRECTOR DEL CENTRO DE ESPIRITUALIDAD DE LA YEDRA

 

Con fecha de hoy, lunes 26 de Mayo, el Obispo de la Diócesis, Mons. Ramón del Hoyo López ha nombrado como Director y nuevo Gerente-­Administrador del Centro de Espiritualidad de la Yedra al Rvdo. D. MARIANO CABEZA PERALTA, y a D. FRANCISCO ALDARIAS MORENO, ambos con residencia en la Ciudad de Baeza, quienes formarán parte asimismo del Consejo de Administración constituido para el expresado Centro por Decreto del pasado 2 de septiembre de 2006.

 

Igualmente el Obispo agradece al Rvdo. D. Juan Párraga Barranco y a D. José Bueno Osorio su colaboración durante este tiempo que han desarrollado con ejemplar dedicación y generosidad en favor de esta obra diocesana.

 

Para más información

Mariano Cabeza: 953.74.04.30

 

 

lunes, 26 de mayo de 2008

Tres sacerdotes de Jaén nombrados Prelados de Honor de Su Santidad

NOTA DE LA VICARÍA DE COMUNICACIÓN DEL OBISPADO DE JAÉN

 

El Sumo Pontífice Benedicto XVI se ha dignado designar el pasado día 1 de Abril Prelados de Honor de Su Santidad a los Sacerdotes de la Diócesis de Jaén: Ilmos. Sres. D. Félix Martínez Cabrera, D. Jesús Moreno Lorente y D. Manuel Bueno Ortega, propuestos para dicha distinción pontificia por el Sr. Obispo de la Diócesis.

 

Los tres nuevos Prelados de Honor han desempeñado el oficio de Vicarios Generales de la Diócesis de Jaén con los Excmos. Sres. Obispos D. Miguel Peinado Peinado, D. Santiago García Aracil y D. Ramón del Hoyo López.

 

Se dará lectura pública a los Breves Pontificios en la Santa Iglesia Catedral de Jaén en la próxima Solemnidad de los Apóstoles San Pedro y San Pablo.

 


JESÚS MORENO LORENTE

Nace en Cazorla el 1 de Octubre de 1938

Es ordenado sacerdote en Comillas, el 18 de Marzo de 1962

Es Licenciado en Teología

Actualmente desempaña los siguientes cargos

-          Miembro del Colegio de Consultores

-          Profesor del Seminario

-          Canónigo

-          Miembro del Consejo de Órdenes

-          Capellán de las Hermanitas de los Pobres, de Jaén

En su trayectoria sacerdotal ha ejercido diversos ministerios:

Párroco de Solana de Torralba

Párroco de Castellar

Párroco de Villacarrillo

Párroco de San Ildefonso (Jaén)

Arcipreste de Jaén

Vicario Episcopal

Párroco de San Pablo (Ubeda)

Vicario General

Moderador de la Curia

Miembro del Consejo Diocesano de Asuntos Económicos

Presidente de la Comisión pro Seminario

Presidente de la Comisión Iglesia Diocesana

Presidente de la Comisión para Causas de Santos

Miembro del Consejo Presbiteral

Miembro del Colegio de Consultores

Miembro del Consejo Pastoral Diocesano

Miembro de la Comisión Asesora del Instituto de Sustentación del Clero

Consiliario del Centro de Orientación Familiar "Jaén"

Canónigo

 

 

FÉLIX MARTÍNEZ CABRERA

Nace en Valdepeñas de Jaén el  30 de Octubre de 1929

Es ordenado sacerdote en Jaén el 14 de Junio de 1953

Es Doctor en Derecho Romano y en Derecho Canónico

Actualmente desempaña los siguientes cargos

-          Canónigo Doctoral emérito

-          Juez Diocesano

-          Miembro del Consejo Presbiteral

-          Miembro del Colegio de Consultores

En su trayectoria sacerdotal ha ejercido diversos ministerios:

Profesor del Seminario

Párroco del Sagrario (Jaén)

Provisor del Obispado

Canónigo Doctoral

Capellán de las MM. Dominicas (Jaén)

Vicario capitular Sede vacante

Vicario General

Miembro del Colegio de Consultores

Miembro del Consejo Presbiteral

Juez Diocesano

Moderador General de la Curia

Deán Presidente del Cabildo

 

 

MANUEL BUENO ORTEGA

Nace en Torredonjimeno el 29 de Agosto de 1935

Es ordenado sacerdote en Jaén el 29 de Junio de 1959

Es Licenciado en Teología

Actualmente desempaña los siguientes cargos

-          Párroco de San Ildefonso, de Jaén

-          Canónigo

-          Miembro del Colegio de Consultores

En su trayectoria sacerdotal ha ejercido diversos ministerios:

Coadjutor de San Nicolás (Úbeda)

Coadjutor de Porcuna

Párroco de Castillo de Locubín

Prefecto del Seminario de Granada

Rector del Seminario de Granada

Coadjutor de San Félix de Valois (Jaén)

Delegado Diocesano de Misiones

Párroco de Cristo Rey (Jaén)

Juez Prosinodal

Profesor de la Escuela de Magisterio

Arcipreste de Jaén

Miembro del Colegio de Consultores

Canónigo

Vicario Episcopal

Miembro del Consejo Presbiteral

Delegado Episcopal para el Clero

Delegado Episcopal para el Patrimonio

Miembro del Consejo Diocesano de Asuntos Económicos

Miembro de la Ponencia Técnica Obispado-Delegación Cultura

Miembro del Consejo Pastoral Diocesano

Profesor del Seminario

Consiliario de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno (Jaén)

Miembro de la Comisión Mixta Patrimonio Histórico de Andalucía

Párroco de San Ildefonso

Vicario General y Moderador de la Curia

Miembro del Colegio de Consultores

 


domingo, 18 de mayo de 2008

Celebración del día de San Juan de Avila en el Seminario de Granada


El 12 de mayo se celebró una jornada sacerdotal en el Seminario de Granada con motivo de la fiesta de San Juan de Ávila en la que el Arzobispo de Granada, D. Javier Martínez entregó un hermoso cuadro con el Credo a cada sacerdote que celebraba sus XXV o L aniversario de ordenación sacerdotal. Los sacerdotes que celebraron el XXV aniversario de su ordenación, son: D. Juan Martínez y Fray Aurelio Gil OSST, y los que cumplieron 50 años de sacerdocio: D. José Vega, D. Ignacio Peláez, D. Diego Villodres, D. Juan Alfonso García, D. José María Jiménez, D. Antonio Vargas y D. Antonio Rodríguez Carmona.

La celebración concluyó con la celebración Eucarística y una comida fraterna.


Dentro de esta jornada, tuvo lugar también la presentación del libro Dios en Jesús: Evangelizando imágenes falsas de Dios, a cargo del sacerdote diocesano y autor del libro D. Serafín Béjar.


Asimismo, se presentó la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en julio en la aldea onubense del Rocío para aquellos jóvenes andaluces que no puedan acudir a Sydney. Una Jornada a la que también están invitadas las Diócesis de Murcia y Canarias, por pertenecer a las Provincias Eclesiásticas de Granada y Murcia, así como las Diócesis de Badajoz y de Faro (Portugal). Francisco Mingorance expuso que este encuentro - a diferencia de otros que también se van a celebrar en España, está directamente convocado por los Obispos del Sur de España. Aunque la motivación de los jóvenes no sea, en algunos casos, estrictamente religiosa, lo más importante es lo que allí se encontrarán: una Iglesia joven con deseos de escuchar al Papa. El motivo de celebrarse en el Rocío es por ser un santuario mariano y disponer de la infraestructura necesaria para albergar un gran número de asistentes. Se ha dejado amplitud en el horario común para las actividades que cada diócesis desee organizar. Para inscribirse son necesarios sólo dos pasos:

1. Ingreso del importe de la inscripción (150€) en la cuenta bancaria de la organización.

2. Rellenar una ficha de inscripción y entregarla, junto a una fotocopia del DNI, en la Curia Diocesana (en horario de mañana), o en el Seminario Mayor (en horario de tarde). Es necesario indicar si se padece alguna alergia.

3. En caso de menores de 18 años, es necesario añadir la autorización de los padres.


Más información en la Curia Metropolitana del Arzobispado (Plaza Alonso Cano, s/n), en el teléfono 958.21.63.23, en horario de 10 a 14 horas, o bien en el Seminario San Cecilio (Paseo de la Cartuja, 49), en el teléfono 958.16.09.78, en horario de 16 a 20 horas.


El grupo de Granada saldrá el 16 de julio a las 12 de la mañana.

Durante la presentación se mostró un vídeo promocional realizado por el delegado de Pastoral Universitaria, Jose Antonio Villena. Este vídeo será publicado próximamente en la web de la Pastoral Universitaria de Granada.

jueves, 15 de mayo de 2008

En el día de Jesucristo Sacerdote Oración por los sacerdotes del Cardenal Richard Cushing

Oración por los sacerdotes

"Escrita por el Cardenal Richard Cushing"

Dios Todopoderoso y Eterno, mira con amor el rostro de tu Hijo y por amor a
El que es el Sumo y Eterno Sacerdote ten misericordia de tus sacerdotes.

Acuérdate, oh  compasivo Señor, que ellos no son sino frágiles y débiles
seres humanos.

Remueve en ellos el don de la vocación  que de modo admirable se consolidó
por la imposición de las manos de tus Obispos.

Mantenlos siempre cerca de ti. No permitas que el enemigo les venza, para
que nunca se hagan  participes de la más mínima falta contra el honor de tan
sublime vocación.

Señor Jesús, te pido por tus fieles y fervorosos sacerdotes, así como por
los sacerdotes infieles y tibios; por los sacerdotes que trabajan  en su
propia tierra o los que Te sirven  lejos, en lugares o misiones distantes;
por tus sacerdotes tentados; por los que sienten la soledad el tedio o el
cansancio; por los sacerdotes jóvenes o por los que estén a punto de morir
así como por las almas de sacerdotes en el purgatorio.

Pero, sobre todo, te  encomiendo a los  sacerdotes  que  más  aprecio: el
sacerdote  que  me  bautizó o me ha absuelto de mis pecados; los sacerdotes
a cuyas misas he asistido y me han dado Tu Cuerpo y Sangre en la Comunión;
los sacerdotes que me han aconsejado, me han consolado o animado y aquellos
a quienes de alguna forma  les estoy más en deuda.

Oh, Jesús, mantenlos a todos cerca de tu Corazón  y bendícelos
abundantemente en el tiempo y  en la eternidad. Amén.


martes, 13 de mayo de 2008

Entrevista a mons.Gianfranco Girotti, regente de la Penitenciaria apostólica


L’Osservatore Romano, Edizione settimanale in lingua spagnola n. 11 del 14 marzo 2008 pp. 9-10

El pecado es una violación de la alianza con Dios
Entrevista a mons. Gianfranco Girotti, regente de la Penitenciaría apostólica
Nicola GORI La Penitenciaría apostólica parece un objeto misterioso para la opinión pública, pero también para gran parte de los fieles.
Por desgracia, es verdad lo que usted afirma. Aun siendo actualmente el organismo más antiguo de la Curia romana -después de la supresión de la Dataría, acontecida en 1967, y de la Cancillería, acontecida en 1973-, es poco conocido incluso por gran parte del clero. Tal vez esto se debe a que su actividad no tiene tanta visibilidad como la que implica la actividad de los demás dicasterios. Entre los dicasterios de la Curia romana, la Penitenciaría apostólica es la que realiza, de manera siempre directa, una actividad netamente espiritual, la más característica de la misión fundamental de la Iglesia, que consiste en la salus animarum. Es el órgano universal y exclusivo del Sumo Pontífice en materia de fuero interno. No sólo se recurre al fuero interno para los pecados, las censuras y las irregularidades, sino, en general, para situaciones ocultas, como por ejemplo dispensas, sanaciones, convalidaciones de actos nulos derivados de circunstancias ocultas. Además, examina y resuelve los casos de conciencia que se le proponen. Resuelve dudas en materia moral o jurídica, cuando se trata de circunstancias ocultas o de hechos concretos individuales.
¿Cuál es el valor de las respuestas de la Penitenciaría apostólica? Se trata propiamente de un valor autoritario -según los casos, preceptivo o liberatorio- sólo para las circunstancias reales y singulares que se nos proponen y no para los demás casos, pero esas respuestas pueden extenderse a los demás casos como criterio prudencial. Es decir, las orientaciones doctrinales y disciplinarias incluidas en las soluciones pueden ser aplicadas con prudencia por el sacerdote que se ha prestado a hacer el recurso, por analogía, en un ámbito más amplio, pero en ningún caso está permitido divulgar esas respuestas.
¿Tiene aún sentido un organismo como la Penitenciaría apostólica, dado que parece crear problemas en ámbito ecuménico? Me resulta difícil comprender las razones y los motivos objetivos de esos presuntos problemas que crearía la Penitenciaría en ámbito ecuménico. Si se refieren al error historiográfico sobre el perdón, que desde la época del Renacimiento ciertamente no ha facilitado el correcto debate ecuménico, bastaría consultar la reciente y abundante documentación de insospechables estudiosos que demuestran con gran honradez la función de este dicasterio, que se considera la verdadera "fuente de gracia" y no busca intereses de ningún tipo.
¿Se presta atención al pecado según la sensibilidad ante las exigencias de la sociedad moderna o según referencias del tiempo pasado? La referencia siempre es la violación de la alianza con Dios y con los hermanos, y las consecuencias sociales del pecado. Si en el pasado el pecado tenía principalmente una dimensión individualista, en la actualidad tiene un valor, una resonancia sobre todo social, más que individual, a causa del gran fenómeno de la globalización. En efecto, la atención al pecado se presenta más urgente hoy que en el pasado, precisamente por sus consecuencias, que son más amplias y más destructoras.
¿La Penitenciaría tiene utilidad todavía? Sin duda. Creo que, en una época caracterizada por la imagen y la publicidad, en la que todo se hace público, un dicasterio como la Penitenciaría apostólica atento al mundo interior, en su vertiente más delicada y menos visible, en el marco articulado de la vida de la Iglesia es un instrumento muy valioso.
¿De qué cuestiones se ocupa principalmente la Penitenciaría? Son aquellos delitos para los cuales, por su gravedad, la Santa Sede se reserva la absolución: la absolución del cómplice en un pecado contra el sexto mandamiento (cf. can. 1378); la profanación sacrílega del Santísimo Sacramento de la Eucaristía (cf. can. 1367); la violación directa del sigilo sacramental (cf. can. 1388, 1); la dispensa de irregularidad ad recipiendos Ordines contraída por aborto procurado (can. 1041, 4); y la dispensa de irregularidad ad exercendos Ordines (cf. can. 1044, 1).
¿Cómo interpreta la sorpresa que experimenta la opinión pública ante tantas situaciones de escándalo y de pecado en la Iglesia? No se puede subestimar la gravedad objetiva de una serie de fenómenos que han sido denunciados recientemente y que muestran los signos de la fragilidad humana e institucional de la Iglesia. Con todo, al respecto, no se puede menos de constatar que la Iglesia, preocupada por el grave daño que se le ha infligido, ha reaccionado y sigue reaccionando con intervenciones rigurosas y con iniciativas encaminadas a proteger su imagen y a promover el bien del pueblo de Dios. Sin embargo, también es necesario denunciar el gran relieve que les proporcionan los medios de comunicación social, que, en el marco de la globalización, buscan desacreditar a la Iglesia. A veces la gente no comprende la indulgencia de la Iglesia y el perdón cristiano. ¿Por qué? Hoy parece que la penitencia se ve como apertura de sí mismo al otro en la solución de problemas que se imponen a la atención en la dimensión social dentro de la cual se expresa su existencia, dando su contribución de aclaración, de apoyo a quienes atraviesan dificultades. Por consiguiente, la penitencia hoy se ve principalmente en su dimensión social, dado que las relaciones sociales se han debilitado y, a la vez, complicado a causa de la globalización.
¿Cuáles son los nuevos pecados? Hay varias áreas dentro de las cuales hoy captamos actitudes pecaminosas con respecto a los derechos individuales y sociales. Ante todo, el área de la bioética, dentro de la cual no podemos menos de denunciar algunas violaciones de los derechos fundamentales de la naturaleza humana, mediante experimentos, manipulaciones genéticas, cuyos resultados es difícil vislumbrar y controlar. Otra área, propiamente social, es la de la droga, a través de la cual se debilita la psique y se oscurece la inteligencia, dejando a muchos jóvenes fuera del circuito eclesial. También está el área de las desigualdades sociales y económicas: los más pobres se vuelven cada vez más pobres y los ricos cada vez más ricos, alimentando una injusticia social insostenible; y el área de la ecología, que hoy reviste un interés notable.
El recurso frecuente a las indulgencias, ¿no incentiva una mentalidad mágica con respecto a la culpa y a la pena? Creo que, para no caer en esa visión peligrosa y falsa, es necesario ante todo conocer y comprender la recta doctrina de la práctica de las indulgencias, entendida por la Iglesia como expresión significativa de la misericordia de Dios, que sale al encuentro de sus hijos para ayudarles a satisfacer las penas debidas a sus pecados "pero también y sobre todo para impulsarlos a una caridad más ferviente". A la Iglesia la mueve, en primer lugar, el deseo de educar, más que en la repetición de fórmulas y prácticas, en el espíritu de oración y de penitencia, y en el ejercicio de las virtudes teologales. La reforma realizada por el siervo de Dios Pablo VI con la constitución apostólica Indulgentiarum doctrina, del 1 de enero de 1967, elimina en alguna medida lo que podía inducir a los fieles a una mentalidad mágica. Esa doctrina expone claramente los presupuestos teológicos de las indulgencias, se basa en la solidaridad que existe entre los hombres en Adán y en Cristo, en la comunión de los santos, en el tesoro de la Iglesia, que consiste en las expiaciones y en los méritos de Cristo, de la santísima Virgen María y de los santos, que están a disposición de los fieles. En efecto, es preciso poner de relieve que las indulgencias no pueden lucrarse sin una sincera conversión y sin la unión con Dios, a la que se añade el cumplimiento de las obras prescritas.
¿No le parece que las condiciones para lucrar la indulgencia son muy fáciles? Si se piensa que, juntamente con las condiciones habitualmente impuestas -confesión sacramental en el marco de quince o veinte días antes o después, Comunión eucarística y oración según las intenciones del Santo Padre-, para lucrar la indulgencia se requiere un grado de pureza eminente y signos de ardiente caridad, cuya realización resulta difícil para nuestra fragilidad, entonces creo que no conviene subestimar lo establecido.
¿Hay pecados que la Penitenciaría no puede absolver? La Penitenciaría es la longa manus del Papa en el ejercicio de la potestas clavium. Por tanto, para realizar las funciones que tiene asignadas en el fuero interno, posee todas las facultades necesarias, con la única excepción de las que el Sumo Pontífice ha declarado expresamente al cardenal penitenciario que quiere reservarse para sí mismo. Por consiguiente, puede realizar, en el ámbito del fuero interno, todos los actos de competencia de los restantes dicasterios de la Curia romana.
Sobre el aborto se tiene la sensación generalizada de que la Iglesia no se interesa por la difícil situación de las mujeres. Me parece que esa preocupación no tiene en cuenta la actitud que, por el contrario, la Iglesia manifiesta sin cesar precisamente para salvaguardar y proteger la dignidad y los derechos de la mujer. En efecto, son numerosas las iniciativas que organismos católicos y movimientos eclesiales, con valiente e inteligente compromiso, no dejan de promover con el fin de contrarrestar las tendencias culturales y sociales actuales contra la mujer, ayudando de forma eficaz a las madres solteras, comprometiéndose en la educación de sus hijos, dados a luz de forma irreflexiva, y facilitando incluso la adopción.

jueves, 8 de mayo de 2008

Benedicto XVI: Anunciar y testimoniar la alegría, núcleo central de la misión del sacerdote

Benedicto XVI: Anunciar y testimoniar la alegría, núcleo central de la
misión del sacerdote

Homilía en la misa de ordenación de 29 nuevos sacerdotes

CIUDAD DEL VATICANO, martes, 6 mayo 2008 (ZENIT.org).- Publicamos la homilía
que pronunció Benedicto XVI en la misa en la que ordenó a 29 nuevos
sacerdotes en la Basílica de San Pedro del Vaticano el pasado 27 de abril de
2008.
* * *

Queridos hermanos y hermanas:

Se realizan hoy para nosotros, de modo muy particular, las palabras que
dicen: "Acreciste la alegría, aumentaste el gozo" (Is 9, 2). En efecto, a la
alegría de celebrar la Eucaristía en el día del Señor, se suman el júbilo
espiritual del tiempo de Pascua, que ya ha llegado al sexto domingo, y sobre
todo la fiesta de la ordenación de nuevos sacerdotes.

Juntamente con vosotros, saludo con afecto a los veintinueve diáconos que
dentro de poco serán ordenados presbíteros. Expreso mi profundo
agradecimiento a cuantos los han guiado en su camino de discernimiento y de
preparación, y os invito a todos a dar gracias a Dios por el don de estos
nuevos sacerdotes a la Iglesia. Sostengámoslos con intensa oración durante
esta celebración, con espíritu de ferviente alabanza al Padre que los ha
llamado, al Hijo que los ha atraído a sí, y al Espíritu Santo que los ha
formado.

Normalmente, la ordenación de nuevos sacerdotes tiene lugar el IV domingo de
Pascua, llamado domingo del Buen Pastor, que es también la Jornada mundial
de oración por las vocaciones, pero este año no fue posible, porque yo
estaba partiendo para mi visita pastoral a Estados Unidos. El icono del buen
Pastor ilustra mejor que cualquier otro el papel y el ministerio del
presbítero en la comunidad cristiana. Pero también los pasajes bíblicos que
la liturgia de hoy propone a nuestra meditación iluminan, desde un ángulo
diverso, la misión del sacerdote.

La primera lectura, tomada del capítulo octavo de los Hechos de los
Apóstoles, narra la misión del diácono Felipe en Samaria. Quiero atraer
inmediatamente la atención hacia la frase con que se concluye la primera
parte del texto: "La ciudad se llenó de alegría" (Hch 8, 8). Esta expresión
no comunica una idea, un concepto teológico, sino que refiere un
acontecimiento concreto, algo que cambió la vida de las personas: en una
determinada ciudad de Samaria, en el período que siguió a la primera
persecución violenta contra la Iglesia en Jerusalén (cf. Hch 8, 1), sucedió
algo que "llenó de alegría". ¿Qué es lo que sucedió?

El autor sagrado narra que, para escapar a la persecución religiosa desatada
en Jerusalén contra los que se habían convertido al cristianismo, todos los
discípulos, excepto los Apóstoles, abandonaron la ciudad santa y se
dispersaron por los alrededores. De este acontecimiento doloroso surgió, de
manera misteriosa y providencial, un renovado impulso a la difusión del
Evangelio. Entre quienes se habían dispersado estaba también Felipe, uno de
los siete diáconos de la comunidad, diácono como vosotros, queridos
ordenandos, aunque ciertamente con modalidades diversas, puesto que en la
etapa irrepetible de la Iglesia naciente, el Espíritu Santo había dotado a
los Apóstoles y a los diáconos de una fuerza extraordinaria, tanto en la
predicación como en la acción taumatúrgica.

Pues bien, sucedió que los habitantes de la localidad samaritana de la que
se habla en este capítulo de los Hechos de los Apóstoles acogieron de forma
unánime el anuncio de Felipe y, gracias a su adhesión al Evangelio, Felipe
pudo curar a muchos enfermos. En aquella ciudad de Samaria, en medio de una
población tradicionalmente despreciada y casi excomulgada por los judíos,
resonó el anuncio de Cristo, que abrió a la alegría el corazón de cuantos lo
acogieron con confianza. Por eso -subraya san Lucas-, aquella ciudad "se
llenó de alegría".

Queridos amigos, esta es también vuestra misión: llevar el Evangelio a
todos, para que todos experimenten la alegría de Cristo y todas las ciudades
se llenen de alegría. ¿Puede haber algo más hermoso que esto? ¿Hay algo más
grande, más estimulante que cooperar a la difusión de la Palabra de vida en
el mundo, que comunicar el agua viva del Espíritu Santo? Anunciar y
testimoniar la alegría es el núcleo central de vuestra misión, queridos
diáconos, que dentro de poco seréis sacerdotes.

El apóstol san Pablo llama a los ministros del Evangelio "servidores de la
alegría". A los cristianos de Corinto, en su segunda carta, escribe: "No es
que pretendamos dominar sobre vuestra fe, sino que contribuimos a vuestra
alegría, pues os mantenéis firmes en la fe" (2 Co 1, 24). Son palabras
programáticas para todo sacerdote. Para ser colaboradores de la alegría de
los demás, en un mundo a menudo triste y negativo, es necesario que el fuego
del Evangelio arda dentro de vosotros, que reine en vosotros la alegría del
Señor. Sólo podréis ser mensajeros y multiplicadores de esta alegría
llevándola a todos, especialmente a cuantos están tristes y afligidos.

Volvamos a la primera lectura, que nos brinda otro elemento de meditación.
En ella se habla de una reunión de oración, que tiene lugar precisamente en
la ciudad samaritana evangelizada por el diácono Felipe. La presiden los
apóstoles san Pedro y san Juan, dos "columnas" de la Iglesia, que habían
acudido de Jerusalén para visitar a esa nueva comunidad y confirmarla en la
fe. Gracias a la imposición de sus manos, el Espíritu Santo descendió sobre
cuantos habían sido bautizados.

En este episodio podemos ver un primer testimonio del rito de la
"Confirmación", el segundo sacramento de la iniciación cristiana. También
para nosotros, aquí reunidos, la referencia al gesto ritual de la imposición
de las manos es muy significativo. En efecto, también es el gesto central
del rito de la ordenación, mediante el cual dentro de poco conferiré a los
candidatos la dignidad presbiteral. Es un signo inseparable de la oración,
de la que constituye una prolongación silenciosa. Sin decir ninguna palabra,
el obispo consagrante y, después de él, los demás sacerdotes ponen las manos
sobre la cabeza de los ordenandos, expresando así la invocación a Dios para
que derrame su Espíritu sobre ellos y los transforme, haciéndolos partícipes
del sacerdocio de Cristo. Se trata de pocos segundos, un tiempo brevísimo,
pero lleno de extraordinaria densidad espiritual.

Queridos ordenandos, en el futuro deberéis volver siempre a este momento, a
este gesto que no tiene nada de mágico y, sin embargo, está lleno de
misterio, porque aquí se halla el origen de vuestra nueva misión. En esa
oración silenciosa tiene lugar el encuentro entre dos libertades: la
libertad de Dios, operante mediante el Espíritu Santo, y la libertad del
hombre. La imposición de las manos expresa plásticamente la modalidad
específica de este encuentro: la Iglesia, personificada por el obispo, que
está de pie con las manos extendidas, pide al Espíritu Santo que consagre al
candidato; el diácono, de rodillas, recibe la imposición de las manos y se
encomienda a dicha mediación. El conjunto de esos gestos es importante, pero
infinitamente más importante es el movimiento espiritual, invisible, que
expresa; un movimiento bien evocado por el silencio sagrado, que lo envuelve
todo, tanto en el interior como en el exterior.

También en el pasaje evangélico encontramos este misterioso "movimiento"
trinitario, que lleva al Espíritu Santo y al Hijo a habitar en los
discípulos. Aquí es Jesús mismo quien promete que pedirá al Padre que mande
a los suyos el Espíritu, definido "otro Paráclito" (Jn 14, 16), término
griego que equivale al latino ad-vocatus, abogado defensor. En efecto, el
primer Paráclito es el Hijo encarnado, que vino para defender al hombre del
acusador por antonomasia, que es satanás. En el momento en que Cristo,
cumplida su misión, vuelve al Padre, el Padre envía al Espíritu como
Defensor y Consolador, para que permanezca para siempre con los creyentes,
habitando dentro de ellos. Así, entre Dios Padre y los discípulos se
entabla, gracias a la mediación del Hijo y del Espíritu Santo, una relación
íntima de reciprocidad: "Yo estoy en mi Padre, vosotros en mí y yo en
vosotros", dice Jesús (Jn 14, 20). Pero todo esto depende de una condición,
que Cristo pone claramente al inicio: "Si me amáis" (Jn 14, 15), y que
repite al final: "Al que me ama, lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y
me revelaré a él" (Jn 14, 21). Sin el amor a Jesús, que se manifiesta en la
observancia de sus mandamientos, la persona se excluye del movimiento
trinitario y comienza a encerrarse en sí misma, perdiendo la capacidad de
recibir y comunicar a Dios.

"Si me amáis". Queridos amigos, Jesús pronunció estas palabras durante la
última Cena, en el mismo momento en que instituyó la Eucaristía y el
sacerdocio. Aunque estaban dirigidas a los Apóstoles, en cierto sentido se
dirigen a todos sus sucesores y a los sacerdotes, que son los colaboradores
más estrechos de los sucesores de los Apóstoles. Hoy las volvemos a escuchar
como una invitación a vivir cada vez con mayor coherencia nuestra vocación
en la Iglesia: vosotros, queridos ordenandos, las escucháis con particular
emoción, porque precisamente hoy Cristo os hace partícipes de su sacerdocio.
Acogedlas con fe y amor. Dejad que se graben en vuestro corazón; dejad que
os acompañen a lo largo del camino de toda vuestra vida. No las olvidéis; no
las perdáis por el camino. Releedlas, meditadlas con frecuencia y, sobre
todo, orad con ellas. Así, permaneceréis fieles al amor de Cristo y os
daréis cuenta, con alegría continua, de que su palabra divina "caminará" con
vosotros y "crecerá" en vosotros.

Otra observación sobre la segunda lectura: está tomada de la primera carta
de san Pedro, cerca de cuya tumba nos encontramos y a cuya intercesión
quiero encomendaros de modo especial. Hago mías sus palabras y con afecto os
las dirijo: "Glorificad en vuestro corazón a Cristo Señor y estad siempre
prontos para dar razón de vuestra esperanza a todo el que os la pidiere" (1
P 3, 15). Glorificad a Cristo Señor en vuestros corazones, es decir,
cultivad una relación personal de amor con él, amor primero y más grande,
único y totalizador, dentro del cual vivir, purificar, iluminar y santificar
todas las demás relaciones.

"Vuestra esperanza" está vinculada a esta "glorificación", a este amor a
Cristo, que por el Espíritu, como decíamos, habita en nosotros. Nuestra
esperanza, vuestra esperanza, es Dios, en Jesús y en el Espíritu. En
vosotros esta esperanza, a partir de hoy, se convierte en "esperanza
sacerdotal", la de Jesús, buen Pastor, que habita en vosotros y da forma a
vuestros deseos según su Corazón divino: esperanza de vida y de perdón para
las personas encomendadas a vuestro cuidado pastoral; esperanza de santidad
y de fecundidad apostólica para vosotros y para toda la Iglesia; esperanza
de apertura a la fe y al encuentro con Dios para cuantos se acerquen a
vosotros buscando la verdad; esperanza de paz y de consuelo para los que
sufren y para los heridos por la vida.

Queridos hermanos, en este día tan significativo para vosotros, mi deseo es
que viváis cada vez más la esperanza arraigada en la fe, y que seáis siempre
testigos y dispensadores sabios y generosos, dulces y fuertes, respetuosos y
convencidos, de esa esperanza. Que os acompañe en esta misión y os proteja
siempre la Virgen María, a quien os exhorto a acoger nuevamente, como hizo
el apóstol san Juan al pie de la cruz, como Madre y Estrella de vuestra vida
y de vuestro sacerdocio. Amén.

[Traducción distribuida por la Santa Sede

© Copyright 2008 - Libreria Editrice Vaticana]


miércoles, 7 de mayo de 2008

6 mayo 08. Nombramientos diócesis de Jaén

Hoy, 6 de mayo, la Secretaría General del Obispado nos hace llegar los últimos nombramientos realizados por el Sr. Obispo de la Diócesis:

- D. Antonio Robles Gómez cesa como Párroco de la Natividad de Ntra. Sra. de Fuerte del Rey (25-03-2008)

- D. José María Saeta Fernández es nombrado Administrador Parroquial de la Natividad de Ntra. Sra. de Fuerte del Rey (25-03-2008)

- Dª Ángeles Calvo Rodríguez cesa como Presidenta del Movimiento de Vida Ascendente de Jaén (15-04-2008)

- Dª María Dolores Núñez García es nombrada Presidenta del Movimiento de Vida Ascendente de Jaén (15-04-2008)

- D. Antonio Cobo Pulido cesa como Vicario Parroquial de la Santa Cruz de Pegalajar y es nombrado Capellán de la Clínica Geriátrica "La Inmaculada" de Jaén (24-04-2008)

- D. Jesús García de Leaniz y Rigó, S.J. es nombrado miembro del Consejo del Presbiterio como representante de los presbíteros no incardinados en la Diócesis pero residentes en ella y sin oficio pastoral encomendado por el Sr. Obispo (02-05-2008).

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VICARÍA DE COMUNICACIÓN

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Tfno: 953.23.00.36